Estamos perdiendo para la guerra cultural gay
Scott Lively
Muchos cristianos sólo ahora están despertando para la gravedad de la amenaza que representa para nuestra sociedad el movimiento homosexual. Pero, por desgracia para todos nosotros, sólo el sonido de las trompetas anunciando la victoria de los activistas homosexuales pudo quitar el sueño a los cristianos. Los muros del atalaya han sido rotos e invadidos, la ciudad está en llamas, y los guerreros triunfantes de la cultura gay están llevando una larga cadena de jóvenes aprisionados por el cuello al bosque. Y lo más preocupante es que muchos de los detenidos, incluidos algunos hijos de estos cristianos todavía soñolientos, parecen contentos de ir.
Desde hace mucho tiempo he estado advirtiendo que la agenda homosexual no busca la tolerancia sino el control. Por supuesto, la inició como un apelo a la tolerancia, pero inmediatamente cambió exigiendo la aceptación, y a su debido tiempo, la celebración de todo lo que representa el homosexualismo.
Pero no ha sido suficiente que eminentes autoridades públicas, en todas las grandes ciudades, encabezaran los desfiles del "Orgullo Gay". No, la agenda continuó avanzando a otro nivel, exigiendo la participación forzada en la cultura gay. Hoy en día, gran parte de Estados Unidos está en el umbral de la celebración /coerción, gracias a California con su nuevo y agresivo plan escolar K-12, obligatorio por ley, en defensa de la homosexualidad.
Incluso el conservador estado de Texas no ha sido inmune. Esta misma semana, Fox News cubrió la historia de un estudiante de 14 años suspendido de la escuela por decir en una conversación con un colega que el homosexualismo está mal. El profesor enojado que exigía castigo para el niño, presuntamente mantiene en la pared del salón de clase una fotografía de dos hombres besándose, y muchas veces dirige debates en clase sobre el homosexualismo.
Fue necesaria la intervención de un bufete de interés público de abogados cristianos para lograr que la escuela levantara la suspensión. Pero, ¿cuántos estudiantes de este mismo profesor han asimilado sus valores como algo normal en los últimos años, lejos de la supervisión de sus padres?
Más importante aún, ¿cuántos otros salones de aulas en Estados Unidos están a cargo de estas personas? Su grupo activista Gay Lesbian Straight Teachers Network (Red de Docentes Gays, Lesbianas y Heterosexuales, que luego cambió el nombre por Red de Educación, o "red educativa", a fin de ocultar su conexión con el activismo gay) tuvo suficiente poder para lograr que su fundador, Kevin Jennings, quedara como jefe de la "seguridad de las escuelas" en la Casa Blanca de Obama, durante algún tiempo. Yo diría que su agenda prácticamente ha influido en todas las aulas de clase de ahora.
Soy lo suficientemente viejo para recordar el debate sobre la mera posibilidad de permitir a los homosexuales ejercer como docentes, y mucho menos permitirles castigar a estudiantes por estar en desacuerdo con la defensa de sus preferencias sexuales en el aula. Recuerdo muy bien las protestas pro-homosexualismo que decían: "Gays y lesbianas sólo quieren tener el derecho de vivir en paz. Ellos nunca impondrían su estilo de vida en el aula". Todos mintieron, y nosotros les creímos, y ahora nuestros hijos y nietos se ven obligados a celebrar la "cultura" gay por miedo a ser castigados por la ley.
Este es el final del juego para los gays. Es la etapa final de su agenda, que siempre tuvo como objetivo tomar el control de las cosas, el poder para castigar la disidencia, para silenciar o aplastar a sus críticos. Todavía, ellos solo tienen este nivel de control en algunos lugares, pero se están moviendo rápidamente para lograrlo en todas partes, y el momento está de su lado. Y donde lo tienen, lo van a utilizar.
Esto me lleva, en conclusión, al tema del "matrimonio gay". ¿Cómo? ¿De qué manera el "matrimonio gay" se relaciona con la propaganda homosexual en las escuelas? ¿O con los padres cristianos despertándose demasiado tarde para ver que sus hijos están siendo adoctrinados?
Es el mismo problema mis amigos. Matrimonio “gay”, planes de estudio “gay”, desfiles “gay”, programas de televisión “gay”, soldados “gay”, adopción “gay”, enfermedades “gay”, reclutamiento “gay” y así sucesivamente. Tantos temas aparentemente distintos, que en realidad son un solo problema: el destructivo fenómeno artificial, disfuncional, ya sea en la esfera privada como en la social, del pecado homosexual. Se nos advierte de manera clara y enfática en la Biblia. Hemos visto su efecto corruptor en la historia. Estamos viendo, literalmente, su ética de anarquía sexual suplantar el modelo bíblico de la familia como el sistema de valores que guía a nuestra sociedad.
No voy añadir aquí lo mucho que amo a los homosexuales, aunque aborrezca su pecado. Como una cuestión de orden público, no debería importar lo que yo pienso de los perpetradores, sino que yo estoy diciendo la verdad acerca de su agenda. No quiero reforzar la ridícula idea de que los cristianos deben dar una declaración para demostrar que no están motivados por el odio. De todos modos, esto no frenaría su hostilidad en mi contra. Créanme.
No estoy diciendo que no haya esperanza para los cristianos de superar el reto que tenemos por delante. Absolutamente nada es imposible para Dios. Lo que estoy diciendo es que no podemos ganar, principalmente en esta última etapa del juego, si nuestros “héroes” continúan con la “canción” de la “definición del matrimonio” y trabajando fuertemente para probar que no son movidos por el odio, cediendo en uno u otro punto de la agenda gay en lo relacionado con el matrimonio.
Debemos mantenernos firmes y no a la defensiva en la dura verdad de que el homosexualismo no es un fenómeno social benigno o moralmente neutral. Es una forma infame y contagiosa de perversión sexual condenada por Dios como una abominación. Me estremezco al escribir estas palabras, porque sé la ira que estoy atrayendo a mí mismo. Pero aún así, alguien tiene que decirlo valiente y públicamente, porque es la verdad; y sólo la verdad nos puede librar de lo políticamente correcto que nos ha encarcelado hasta ahora.
La agenda homosexual representa una amenaza existencial para la civilización cristiana y estamos en la fase final de la guerra perdiendo feamente. Todo depende de usted, lector cristiano. Entre de lleno en el “juego”, inmediatamente, o dígale adiós a todo.
Dr. Scott Lively es un abogado, pastor y autor de varios libros sobre la agenda homosexual, incluyendo "The Pink Swastika: Homosexuality in the Nazy Party” (“La esvástica rosa: La homosexualidad en el partido nazi"), teniendo como coautor el investigador judío Kevin E. Abrams.
Título original: ‘Gay’ culture war: It’s nearly lost
Versión en portugués: Estamos perdendo para a guerra cultural gay
Versión en alemán: „Schwuler“ Kulturkrieg: Er ist fast schon verloren
No comments :
Post a Comment