Thursday, October 27, 2011

Triunfo estatal en contra de la familia: El Congreso de Brasil refuerza la prohibición de la educación en el hogar

Triunfo estatal en contra de la familia: El Congreso de Brasil refuerza la prohibición de la educación en el hogar

Julio Severo
La Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Diputados rechazó por unanimidad (19 de octubre) un proyecto de ley que habría autorizado, bajo la supervisión estatal, a los padres a que educasen sus hijos en el hogar. El proyecto de ley de la educación en el hogar fue introducido en el 2008 por el diputado federal evangélico Henrique Afonso Evangelio y por el diputado federal católico Miguel Martini.
En su rechazo, la comisión expresó su opinión de que la educación en casa "no respeta la Constitución, el Código Penal, el Estatuto de la Niñez y Adolescencia y la Ley de Directrices y Bases de la Educación (LDB)".
Sin embargo, la educación en casa no era en el pasado una rara experiencia en Brasil. Las constituciones de Brasil protegían y respetaban el papel prioritario de los padres en la educación de sus hijos sin quitarles el derecho de elegir dónde y cómo educarlos.
La Constitución de 1937 decía:
Artículo 125. La educación integral de los niños es el primer deber y el derecho natural de los padres. El Estado no será ajeno a este deber colaborando de forma principal o subsidiaria para facilitar su ejecución o suplir las deficiencias y lagunas  de la educación privada.
Esta constitución reconocía la función del Estado como colaborador de los padres en sus elecciones educativas para los hijos, en lugar de tratar de sustituirlas o usurpar su derecho a elegir.
La Constitución de 1946 decía:
Artículo 166. La educación es un derecho de todos y se impartirá en el hogar y en la escuela. Debe guiarse por los principios de libertad y los ideales de solidaridad humana.
El Dr. Rodrigo Pedroso, especialista en derecho, dijo: "Esto demuestra que el artículo 166 de la Constitución de la época era interpretado como permitiendo la educación en la escuela y en el hogar. Por lo tanto, la educación en el hogar es, estrictamente hablando, una tradición jurídica brasileña que, quién sabe por que razón, fue abandonada sin que una sola voz protestara en la Asamblea Nacional Constituyente de 1987".
La Ley de Directrices y Bases de la Educación Nacional, en su artículo 30 del 20 de diciembre de 1961, decía:
No podrá ejercer cargos públicos, ni ejercer un empleo en sociedad de economía mixta o empresa concesionaria de servicio público el padre de familia o responsable de niños en edad escolar, sin prueba de inscripción en la escuela, o de lo que se le enseña en la educación en el hogar.
Sin embargo, las autoridades gubernamentales socialistas lograron derogar este artículo en la década de 1990.
La Constitución de 1967 decía:
Artículo 168. La educación es un derecho de todos y será impartida en el hogar y en la escuela; garantizando la igualdad de oportunidades, debe basarse en el principio de la unidad nacional y en los ideales de libertad y de solidaridad humana.
Entonces, es evidente que las constituciones anteriores a la Constitución de 1988 garantizaban a los padres el poder elegir la educación en el hogar o en la escuela. La Constitución de 1988 vino, por lo que pregonaban, como un documento mejor, más democrático y más participativo, pero sólo mucho más tarde fue que se despertó al hecho de que esta constitución moderna, elaborada con la ayuda de muchos parlamentarios de izquierda, en lugar de ampliar los derechos de los padres logró silenciosamente, eliminar la opción de la educación en el hogar. El derecho y la libertad de los padres fueron usurpadas por un supuesto "derecho" y "deber" del Estado. El Estado, literalmente, tragó los derechos de las familias.
Otra grave amenaza a los derechos de las familias en la educación de sus hijos ha sido el Estatuto del Niño y del Adolescente, que es un producto directo de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. El Estatuto del Niño y del Adolescente impone muchas intervenciones estatales en las familias brasileñas y sus hijos, principalmente en materia de educación y salud. El Estatuto del Niño y del Adolescente ha sido utilizado por los Consejos Tutelares para poner en práctica la prohibición estatal a la educación en el hogar, perturbar a las familias y sus hijos colocándolos bajo dificultades legales.
Aunque la educación en el hogar sea común en muchos países desarrollados y se asocia con mayores niveles de rendimiento académico, el gobierno cada vez más socialista y entremetido de Brasil no sólo ha abolido su tradición constitucional de la educación en el hogar, sino que también ha rechazado varios proyectos de ley sobre educación en el hogar en el Congreso Nacional desde la década de 1990.
El control sobre individuos requiere que la calidad y la libertad sean  descartadas y sacrificadas a cambio del adoctrinamiento obligatorio. Para un Estado bajo dominio socialista no importa que los estudiantes de las escuelas no estén  aprendiendo a leer y escribir de manera satisfactoria. Lo que importa es alejar a los niños de la esfera de influencia de sus padres, de su autoridad y valores con el fin de adoctrinarlos directamente en los intereses del Estado.
Este adoctrinamiento es una realidad comprobada en todo Brasil. En un extenso tópico sobre las escuelas brasileñas, la revista Veja del 20/08/2008 constató lo siguiente:
* Una tendencia prevalente entre los educadores brasileños de “izquierdizar” la mente de los niños.
* El adoctrinamiento izquierdista es prevalente en todo el sistema escolar público y privado. Es algo que los educadores toman más en serio que la enseñanza de las asignaturas en clase, conforme revela la investigación CNT / Sensus encargada por VEJA .
* Es vergonzoso que el marxismo-leninismo sobreviva solo en Cuba, Corea del Norte y en las aulas de las escuelas brasileñas.
* La investigación CNT / Sensus oyó a 3.000 personas de 24 estados brasileños, incluyendo a padres, estudiantes y educadores de escuelas públicas y privadas. Su conclusión en este sentido es notable. Los padres (61%) saben que los educadores hacen discursos políticamente correctos en el aula y lo encuentran normal. Los educadores, en mayor proporción, reconocen que realmente adoctrinan los niños y encuentran que esta es su principal misión — algo mucho más vital que enseñar a interpretar un texto o ser un entendido en matemática. Para el 78% de los educadores, el discurso políticamente correcto tiene sentido, ya que atribuyen a la escuela, en primer lugar, la función de "formar ciudadanos" — por encima de "impartir las asignaturas".
* Muchos educadores brasileños están encantados con personajes quienes en  clase necesitarían un trato más crítico, tal como el guerrillero argentino Che Guevara, que en la encuesta aparece con 86% de citaciones positivas, 14% neutrales y cero punto negativo.
Esta realidad de las escuelas en Brasil está plenamente en consonancia con las políticas del gobierno, cuya preocupación no es la calidad ni la libertad, sino exclusivamente  el control estatal sobre los niños. Esta realidad hace que Brasil se parezca más a la China comunista, donde niños de 4 años están obligados a ir a la escuela solo para recibir el adoctrinamiento estatal. De hecho, según el periódico Folha de S. Paulo, Brasil y China anunciaron  la "creación de un plan quinquenal de objetivos, de acuerdo a los modelos adoptados por el régimen comunista chino, para crear una agenda común en el área de la educación".
La educación en el hogar es ilegal, según la más reciente Constitución de Brasil y de acuerdo con la versión brasileña legal de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, pero no es ilegal enmendar la Constitución para fines estatales menos honorables. En sus últimos días, el gobierno socialista de Lula pudo cambiar la Constitución para dar a los niños de 4 años el "derecho de asistir a la escuela", que en China y Brasil significa forzar a los padres a entregar sus hijos de 4 años de edad al Estado para que "sean educados".
Las pocas familias que educan en el hogar en Brasil y que están en batallas legales públicas han sido puestas bajo supervisión educacional y exámenes rigurosos elaborados especialmente para lograr que sus hijos fracasen. Aún así, han logrado, de manera increíble, altas calificaciones. Uno se pregunta qué harían los niños de las instituciones escolares si fueran sometidos a tal severidad. Pero ellos están a salvo de esta vergüenza; ellos reciben pruebas hechas especialmente para facilitar que cualquier estudiante obtenga un fácil éxito. Pero, incluso con la condescendencia del Estado les es difícil alcanzar el éxito.
En las pruebas internacionales los estudiantes brasileños obtienen puntuaciones extremadamente bajas.
El Programa de Evaluación Internacional de Alumnos (conocido por sus siglas en inglés PISA), que compara el rendimiento de estudiantes en 57 países, dio al Brasil puntuaciones muy por debajo del promedio en matemática, lectura y ciencias.
En el propio Brasil más del 50% de los estudiantes de tercer grado de escuela elemental no logran leer lo mínimo requerido de matemática.
El proyecto de educación en el hogar que ha sido derrotado podría haber sido una alternativa para el caos educativo en Brasil. En 2005, ayudé al Dr. Paulo Fernando de Mello, asesor legislativo, a elaborar este proyecto de ley federal de educación en el hogar. En aquella época pude introducir en el mismo las principales recomendaciones que me había enviado el Dr. Brian Ray, director de la NHERI. ¡Pero yo siempre temí que si se aprobara, el gobierno socialista de Brasil impondría tanta austeridad, vigilancia e intromisión que la ley de educación en el hogar acabaría por transformar la educación en el hogar  en una educación estatal en casa!
¡Por eso, si aprobado, nosotros los padres tendríamos muy poco para celebrar. Si rechazado, quedaríamos "libres" para seguir como los proscritos e ilegales educadores domésticos en las catacumbas!
Ahora, sólo tenemos dos opciones: educar en el hogar de manera ilegal y sufrir la magna y violenta intervención estatal en nuestra elección natural de padres, o permitir que nuestros hijos sufran violencia social, moral, psicológica y espiritual en las "cárceles" de la educación pública.
Violencia física y moral, analfabetismo funcional están muy extendidos en la educación estatal en Brasil. Si la educación en el hogar fuera común en Brasil y produjera los mismos resultados que la educación controlada por el Estado ha producido durante años, merecería una prohibición completa y acciones legales y castigo para los culpables.
Las escuelas públicas hacen a los niños abandonaren su potencial intelectual. Aun así, si una familia educa a sus hijos en el hogar, las autoridades gubernamentales tienen una acusación legal preparada: el abandono intelectual. Legalmente en Brasil, el abandono intelectual no es evitar que los niños reciban educación, sino impedirles de asistir a las escuelas.
Las pruebas internacionales con frecuencia han demostrado el fracaso de las escuelas públicas de Brasil, pero el gobierno no tiene la valentía de acusarlas de "abandono intelectual" bajo el riesgo de condenarse a sí mismo.
¡Si obligar la presencia de un niño en una escuela pública pudiera volverlo educado, obligarlo a permanecer en un garaje lo transformaría en un automóvil!
En las escuelas públicas de Brasil los niños pueden ser todo lo que el Estado decida, no lo que sus padres quieren. Por lo tanto, para el beneficio exclusivo de los intereses estatales, la prohibición de la educación en el hogar en Brasil ha sido apoyada y ratificada por unanimidad en el Congreso Nacional.
Traducido de portugués para español por Maria Valarini.

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