Sunday, June 26, 2011

El texto tendencioso de Gilberto Dimenstein en contra de los evangélicos

El texto tendencioso de Gilberto Dimenstein en contra de los evangélicos

Reinaldo Azevedo
Gilberto Dimenstein, para mantener la tradición –a su manera, es un conservador, con su delirio de jamás sorprender–, decidió contribuir de manera notable  a la tergiversación al escribir hoy en la Folha OnLine sobre la Marcha para Jesús y el desfile gay. Vea su texto en rojo. Comento yo en azul.
¿São Paulo es más gay o evangélico?
Sin ningún tipo de inversión voluntaria en la polisemia, es un texto necio de principio a fin; del título a la última línea. São Paulo ni es "más gay" ni es "más evangélica". La consideración tendría sentido si fuera la ciudad es "más heterosexual" y "más católica" porque son estas las mayorías, aunque no militantes. Pero, si la diversidad es uno de los aspectos positivos de la ciudad, como argumenta el articulista, es irrelevante saber si la ciudad es "más de esto" o "más de aquello", hasta porque no se trata de categorías excluyentes. Si el número sirviera para determinar el "ser" de la ciudad - y Dimenstein utiliza el verbo "ser" –, el IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística) y Datafolha (agente encuestador) muestran que los cristianos en Brasil superan el 90%.
Ya que considero la diversidad como el punto más interesante de la ciudad de São Paulo, me gusta la idea de haber tenido los desfiles gay y evangélico tan próximos, tomando las calles pacíficamente. Tan cercanas en el tiempo y en el espacio, ellos tienen enormes diferencias.
En estas pocas líneas, el articulista quiere alejar la sospecha de que él sea una persona con prejuicios. Está, por decirlo de alguna manera, preparando el terreno. Veamos.
Los gays no quieren eliminar el derecho de los evangélicos (ni de nadie) de que sean respetados. Ya que el desfile evangélico no respeta los derechos de los gays (lo que, reconozcámoslo, es su derecho). Es decir, quiere una sociedad con menos derechos y menos diversidad.
¡Todo está mal! Para empezar, ¿qué historia es esta, de que "es un derecho" de los evangélicos "no respetar" los derechos de los gays? ¡Esto es una necedad! Ningún  evangélico reclama el "derecho" de "irrespetar los derechos" ajenos. La frase es bellaca, ya que incorpora una acusación como si los evangélicos exigieran el "derecho" a irrespetar a los demás.
Ahora veremos quién quiere quitar el derecho de quién. El tal PLC 122, por ejemplo, pretende quitarle a los evangélicos –o, más ampliamente, a los cristianos– el derecho a expresar lo que sus respectivas denominaciones piensan sobre la práctica homosexual. Vale aclarar: son los activistas gays (y no todos los gays), en lo que respecta a los cristianos, que "reivindican  una sociedad con menos derechos y menos diversidad". ¿Esto quiere decir que la era de la afirmación de las identidades prohibiría  a los cristianos, o evangélicos propiamente, de expresar la suya? Mas Dimenstein todavía no nos ofreció su peor. Aquí viene.
Los gays utilizan la alegría para hablar y manifestarse. El desfile evangélico tiene un tinte rancio y un tanto rabioso puesto que en medio de su predicación ataca a diversos segmentos de la sociedad. En este año uno de sus enfoques fue el STF (Supremo Tribunal Federal).
Millones de evangélicos se reunieron ayer en las calles y plazas, y no se vio un solo incidente. La manifestación me pareció bastante alegre, pero decorosa. Para Dimenstein, sin embargo, la "alegría", en esta falsa polarización creada por él entre gays y evangélicos el monopolio es de los primeros. Los segundos sería el monopolio de los "rancios y un tanto rabiosos". Él pretende evidenciar  lo que dice por medio de la locución conjuntiva "ya que", tropezando en el estilo y en el hecho. El desfile evangélico, dice, "hace ataques a los distintos segmentos de la sociedad" –en este año, “el STF". El demócrata Gilberto Dimenstein cree que protestar en contra de una decisión de la Justicia es una prueba de rancidez e intolerancia, ¿se dieron cuenta?  Los verdaderos demócratas siempre se contentan con el orden jurídico como él es. Siendo así, ¿por qué los gays están tan empecinados en cambiarlo? Al final de todo, para el articulista, los gays  son progresistas por naturaleza y todo lo que hagan, por lo tanto, resulta en avance; y  los evangélicos como son naturalmente reaccionarios,  todo lo que hicieren, por lo tanto, resulta en  retroceso. ¿Qué nombre tiene eso? ¡PREJUICIOS!
Detrás del desfile gay no hay planes de política partidista ni de partidarios.
Bueno, yo dudo de que Gilberto Dimenstein estuviera sobrio cuando escribió esta columna. ¿No hay?
En el desfile evangélico hay una relación que mezcla religión con elecciones, suficiente ver el número de políticos en el desfile en posición de liderazgo.
En cualquier país del mundo democrático, las cuestiones religiosas y morales se mezclan en el debate electoral, y eso es parte del proceso. Los políticos también marchan en los desfiles gay como todos lo saben.
Por no hablar de los muchos personajes que si  no tienen una cuenta pendiente con Dios, ciertamente la tienen con la Justicia de los mortales acusados de fraudes financieros.
Todo el mundo sabe que el PT (Partido de los Trabajadores) es el principal promotor de los movimientos gays. Como es sabido, se trata de un partido por encima de cualquier sospecha, jamás envuelto en fechorías, que regula sus operaciones por el más estricto cumplimiento de las leyes, las buenas costumbres y la verdad.
Nada en contra –sino todo lo contrario– el derecho de los evangélicos de tener su derecho de manifestarse. Pero yo prefiero la alegría de los gays que quieren que todos estén alegres. Incluso los evangélicos.
Gilberto Dimenstein necesita estudiar el uso del infinitivo flexionado. La inculta y bella  se volvió una destrozada sepultura en el trecho arriba. Pero, es peor lo que él dice que la forma cómo lo dice. ¿Qué historia es esta de "nada en contra"?  Sí, él escribe un texto en contra del derecho de manifestarse de los evangélicos. El hecho de que él niegue que lo haga no cambia la naturaleza de su texto. Ahora bien, vean como los militantes gays son buena gente –quieren que todos estén alegres–, y los evangélicos son malos: quieren impedir la libre manifestación del otro. SOLO QUE HAY UNA DIFERENCIA QUE LA ESTUPIDEZ DEL TEXTO DE DIMENSTEIN NO CONSIDERA: SON LOS MILITANTES GAYS LOS QUE QUIEREN ENVIAR A LOS EVANGÉLICOS PARA LA CÁRCEL, NO LO CONTRARIO. Son los movimientos gays que quieren desgarrar el Artículo 5° de la Constitución, no los evangélicos.
Civilidad es la diversidad. Por lo tanto,  São Paulo es más gay que evangélica.
¿Eh? La conclusión, obviamente, no tiene el menor sentido ni se deriva de la argumentación. "Por lo que" implica que el autor demostró una tesis. Bueno, ¿por qué la conclusión de un texto sin sentido tendría sentido? Termina tan falaz y estúpido como comenzó.
Traducción del portugués al español por María Valarini
Divulgación: Blog de Julio Severo en español:
www.julioseveroenespanol.blogspot.com

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