Causa mortis: Estados Unidos
Bruno Pontes
En 2003, Álvaro Uribe le pidió a Lula que formalmente señalase a las FARC como una organización terrorista. Lula no contestó. Y se decidió a hablar en otra ocasión, cuando las tropas de Uribe enviaron al infierno los jefes de las FARC que operaban en Ecuador: Lula exigió que el presidente colombiano se disculpase.
El PT (Partido dos Trabalhadores, el partido de Lula) emitió una declaración en enero del año pasado (2009), nombrando a Israel de estado terrorista y comparando la reacción israelí a los ocho años bajo los ataques de los cohetes de Hamas en contra de Israel, a las prácticas del régimen nazi. Es el mismo punto de vista de Mahmoud Ahmadinejad, a quien Lula asesora en asuntos atómicos. La bomba que Irán está desarrollando para atacar a Israel saldrá de la fábrica con la ayuda de la diplomacia petista (petista: del Partido de los Trabajadores).
Cuando las instituciones hondureñas, siguiendo la Constitución, depusieron a Manuel Zelaya, Lula reaccionó de inmediato contra la democracia y cortó los programas de cooperación económica con Honduras. El hombre estaba indignado: “Brasil condena el golpe de Estado… Los golpistas deben darse cuenta del daño que están haciendo a la democracia en América Central… Es necesario respetar la participación popular”. Semanas más tarde, Lula prestó nuestra embajada para que Zelaya iniciase la guerra civil en las calles de Tegucigalpa.
Ahora Lula lamenta que Orlando Zapata se haya dejado morir. Ustedes saben lo que sucedió: en la necesidad de traicionar el comunismo cubano, Zapata se encaminó a la cárcel y se mantuvo allí encerrado un par de años. Posteriormente dejó de comer y maquiavélicamente esperó la muerte. Raúl Castro mostró su duelo riéndose y conversando animadamente con Lula, quien se reía aún más. Fidel se emocionó de tal manera con la visita del estadista mundial que lució su chaqueta Nike. Al día siguiente, Lula mostró el camino para la armonía planetaria: “Me gustaría que todos los gobernantes del mundo actuasen como lo hago yo”.
A diferencia del brasileño común, que puede enojarse con tanto cinismo, Lula está por encima de pudores reaccionarios. Frente a los devotos, él esgrime dos argumentos infalibles: la soberanía nacional y el 240% de aprobación popular. Por lo tanto, no hay nada que explicar. El “lulista” ardoroso, tranquilo e imponente, se mira al espejo, y concluye: “Las FARC es un ejército de la resistencia. Hamas también. La dictadura de izquierda es democracia. Y los Estados Unidos mataron a Orlando Zapata”.
Traducido de portugués para español por Maria Valarini
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