Por qué no soy socialista
Algunas razones por las que no estoy ayudando a construir el reino de la Bestia
Julio Severo
La moda entre los ateos desde Karl Marx es el socialismo. En esencia, el socialismo entroniza el Estado colocándolo en el centro de todo, como si el Estado tuviera algún tipo de vocación o el permiso divino para reemplazar a Dios y llenar todas las necesidades humanas: educación, salud, vivienda, empleo, etc. Nos guste o no, cualquier gobierno que promete llenar dichas necesidades es socialista.
La moda socialista logró implantar en la mentalidad colectiva la extraña “normalidad” de ver al gobierno como el responsable de hacerse cargo de todas las necesidades humanas, como si necesitáramos una súper niñera estatal “cuidándonos” toda la vida. Pregunte a un aseador o a un poderoso hombre de negocios cuál es el papel del Estado, y todos, mecánicamente, repetirán lo mismo: proporcionar educación, salud, vivienda, empleo, etc. El lavado de cerebro está casi completo ahora. Todo está listo para la venida del reino de la Bestia.
Este lavado de cerebro, que es una epidemia hoy en día, alcanzó y transformó de tal manera la mentalidad de muchos cristianos nominales, quienes defienden con la mayor naturalidad, ideas que son básicamente izquierdistas. Ellos no se avergüenzan de defender al Estado en lugar de Dios, aunque con diferentes palabras.
Yo, por mi parte, no siento ninguna vergüenza por no esgrimir esta ideología, y doy mis razones de por qué no acepto al Estado en el lugar de Dios.
1. Yo no soy socialista porque no soy idólatra. La Biblia coloca a Dios como el supremo proveedor. En el pasado, los pueblos paganos colocaban en esa posición de suplidor de provisiones a Baal y otros dioses. Hoy, los socialistas colocan al Estado como el supremo proveedor, dándole un carácter y una función totalmente ajenos a los propósitos de Dios. Aceptar este rol del Estado, impuesto por el socialismo, es aceptar la idolatría y pecar gravemente contra Dios.
2. Yo no soy socialista porque no soy bruto. La Biblia dice que “por sus frutos los conoceréis”. ¿Cuál fue el fruto del marxismo, creado por el satanista Karl Marx? El socialismo y sus variantes han causado en el mundo más de 100 millones de asesinatos. El socialismo es hoy, comprobadamente, la ideología más mortífera que existe.
3. Yo no soy socialista porque amo a Jesucristo con todo mi corazón. No hay lugar en mi vida para el socialismo. Jesús caminaba sanando y predicando el reino de Dios, mientras que los predicadores del “evangelio” de la Misión Integral y otros títulos de la Teología de la Liberación predican, en vestimenta cristiana, el reino de este mundo — el gobierno en el papel de Dios. El único tipo de sanidad que estos falsos mensajeros predican es el sistema de salud del Estado, financiado por los abusivos y criminales impuestos que violan los mandamientos de Dios.
4. Yo no soy socialista porque no soy un blasfemo. No mezclo la Biblia con la ideología de Karl Marx y sus sucesores. Yo no uso el Evangelio y el precioso nombre de Jesucristo para promover el socialismo y un estado socialista. No puedo servir a dos señores, porque sería una blasfemia predicar, frente a la sangre derramada de Jesucristo que ha salvado y salva tantas almas, una ideología que derramó sangre inocente es la respuesta para los pobres. Vengo de una familia pobre, y Jesús fue mi respuesta. Igualar, aunque mínimamente, el socialismo derramador de sangre con Jesús quien derramó su sangre por mí sería una blasfemia.
5. Yo no soy socialista porque no soy un inocente útil y ciego. La Biblia deja en claro que en los últimos días se levantará un arrogante y fuerte Estado idolátrico, que exigirá adoración para sí. Ese día ha llegado. Estamos en el tiempo final profetizado en la Palabra de Dios. El Estado hoy ya no tiene casi nada de lo que debería ser un Estado de acuerdo a Romanos 13. El estado moderno es un dios falso, con sus sacerdotes homosexuales (como las religiones paganas en el pasado) y el aborto, sediento de sangre de los inocentes (como las religiones paganas en el pasado).
6. Yo no soy socialista porque no acepto que el Estado se haya convertido en una religión, exigiendo adoración de sí mismo por encima de todas las religiones, mandamientos, preceptos, etc. El Estado hoy, cada vez más refleja la imagen de la Bestia, colocándose por encima de todas las religiones, igualando a Jesucristo el Rey Soberano del Universo, con todos los falsos dioses, incluyendo la brujería, e imponiendo a la ciudadanía sus mandamientos pro aborto y pro homosexualismo. El Estado-Bestia es una religión que no aceptará nada que no sea la adoración y la sumisión.
7. Yo no soy socialista porque no soy cínico. Queriéndolo o no, confesándolo o no, el creyente que trabaja por el socialismo está promoviendo una gloria extraña, aunque descaradamente afirme que todo es para la gloria de Dios. Jesús no necesita del socialismo para glorificar su nombre. Jesús no necesita de un Estado paternalista y proveedor de todo para cumplir los objetivos del reino de Dios.
8. Yo no soy socialista porque soy un ciudadano del Reino de Dios. En estos últimos días, en que los Estados individuales se están fusionando y convirtiéndose en el Súper-Estado o Estado-Bestia – registrado en el Apocalipsis, experimento alegría por ser parte del ejército de resistencia profética, que juntamente con el Cordero los vencerá (Cf. Apocalipsis 17: 14). El Gobierno de Dios vendrá y destruirá el gobierno mundial de la Bestia construido durante mucho tiempo por los partidarios del socialismo y otras aberraciones.
9. Yo no soy socialista porque predico otro sistema de gobierno. El Rey Jesucristo tiene su propio sistema de gobierno. Este sistema de gobierno es llamado el Reino de Dios. Mientras los ateos socialistas, católicos, evangélicos y brujos predican el reino de Karl Marx y sus sucesores, yo y muchos otros predicarnos el reino de Dios.
10. Yo no soy socialista porque no quiero ayudar a construir el gobierno mundial de la Bestia. Mientras un incontable número de socialistas ateos, católicos, evangélicos y brujos están construyendo el reino mundial de la Bestia mediante el socialismo, yo y otros muchos estamos extendiendo el Reino de Dios que destruirá el reino de la Bestia.
11. Yo no soy socialista porque no soy cómplice de ladrones y mentirosos. El Estado socialista, que usurpa el lugar de Dios prometiendo satisfacer todas las necesidades humanas (salud, educación, vivienda, empleo, etc.) gravará la población con abusivos y criminales impuestos. E incluso después de robar sin cesar, no cumple con sus promesas. Sea como sea, el Estado no cuenta con el permiso de Dios para robar, sea cual sea la excusa para el robo.
12. Yo no soy socialista porque creo que, de acuerdo con Romanos 13, el papel del Estado es sólo castigar a los delincuentes, inclusive con la pena de muerte cuando sea necesario, y alabar a los buenos. Cualquier gobierno que exceda y pervierta los límites de Romanos 13 es demoníaco y merece ser denunciado y rechazado. Cualquier cristiano que predica un gobierno que excede estos límites es un falso mensajero y merece ser denunciado proféticamente.
13. Yo no soy socialista porque creo en las revelaciones de la Palabra de Dios. El libro de Apocalipsis advierte muy claramente sobre los peligros de la Bestia, que será un Estado global y dominante. El Estado-Bestia desea la máxima atención de todos hacia él y sus mandamientos. El Estado-Bestia que promete suplir las necesidades de todos, obliga a sus ciudadanos a quedarse bajo su total cobertura “paternalista”. El Estado-Bestia que exige estar en el lugar de Dios, verdaderamente refleja su alma de Baal, con sacrificios de bebés (abortos) y con los sagrados e intocables sacerdotes del homosexualismo.
14. Yo no soy socialista, porque tengo ojos para ver y oídos para oír lo que la Palabra de Dios dice y muestra. Quien tenga ojos para ver y oídos para oír, preste atención a lo que Dios dice y muestra acerca de la Bestia, el terrible Estado en estos últimos días, que engañará a todos. Prometiendo proveer educación, salud, vivienda, empleo, etc., ¿quién no es capaz de engañar a la población? Año tras año, los políticos más corruptos hacen estas promesas, y año tras año el pueblo los elige… El Estado-Bestia sabe qué hacer para capturar el corazón de sus habitantes.
15. Yo no soy socialista porque no hay ninguna ideología que esté luchando tanto por la “venida del reino de la Bestia” como el socialismo. Ciertamente, hay otras ideologías apoyando, pero con mucho, el socialismo es el maestro de ceremonias de este espectáculo macabro y apocalíptico de la Bestia.
16. Yo no soy socialista porque soy hijo de Dios, no el resultado de las ideologías que impregnan el necio colectivo de las universidades y colegios. Las escuelas de hoy, absorbidas por la ideología socialista, distorsionan los ciudadanos, creando una mentalidad socialista en los niños que serán los diputados, pastores, sacerdotes, médicos — todos en un solo molde, en un solo pensamiento de que es el gobierno quien debe suplir todas las necesidades de todos. Rompí el molde. Soy de Jesús.
17. Yo no soy socialista porque no me dejo manipular. La mayoría de los pastores de la Alemania nazi utilizaban Romanos 13 para enseñar a los evangélicos alemanes a someterse a la dominación nazi. Lo mismo hacen los pastores izquierdistas con los gobiernos socialistas. Así harán los pastores con el Estado-Bestia. Y mientras estos pastores “revolucionarios” usan fielmente Romanos 13 para predicar “sumisión y respeto” hacia los gobiernos “paternalistas”, por más asesinos que sean, no dudan en estimular en sus rebaños evangélicos actitudes de rebelión contra cualquier gobierno que se desvía de ideal socialista.
18. Yo no soy socialista porque soy un seguidor de Jesucristo. Yo lo amo y escucho su voz. Jesús es suficiente para mí. Jesús y su sistema de gobierno — el Reino de Dios — son suficientes para mí.
Estas son sólo algunas de las razones por las que rechazo el socialismo y toda ideología que coloca el estado en un pedestal y lo convierte en el centro de la vida de los seres humanos.
Tiempo de resistencia profética
Sin embargo, el lavado de cerebro en el consciente y subconsciente de las masas ha sido un proceso tan intenso, gradual y sistemático que incluso mis argumentos, que pueden parecer muchos, son pocos. Ellos son como una pequeña piedra delante de la presencia aterradora del Goliat del adoctrinamiento izquierdista predominante en la sociedad. Ellos son insuficientes para revertir la avasalladora hipnosis ideológica implantada en la mentalidad de la mayoría.
Aun así, voy a seguir predicando el reino de Dios y su justicia.
Aun así, continuaré sirviendo al Rey Jesucristo en el contexto en el que estamos — en el contexto profético de Apocalipsis. Es en este contexto que debemos ver el Estado y en lo que él se convirtió, y en lo que se está convirtiendo.
Si bien el mandato de Dios en Romanos 13 es el respeto y la lealtad a un Estado que respeta y se somete a los límites y a la vocación que Dios le ha impuesto, la orientación para los seguidores de Jesús en Apocalipsis no es ni respeto ni sumisión al Estado-Bestia. El Estado ha cambiado, y también cambió la dirección de Dios para el comportamiento de los ciudadanos del Reino de Dios en la sociedad moderna. El orden en el Apocalipsis es la resistencia — resistir, hasta que el reino de Dios venga
Con gran alegría digo, oro y profetizo:
¡Ven Reino de Dios!
Y sin duda el Reino de Dios vendrá y destruirá todos los sistemas y las ideologías que se oponen a Dios y su gobierno indestructible, o se colocan en el lugar de Dios.
Amén.
Traducido por María Valarini
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